Libros del crepúsculo

Libros del crepúsculo

martes, 28 de enero de 2014

La "primera" traducción de William Carlos Williams en Cuba



En el conocido libro Secretaries of the Moon. The Letters of Wallace Stevens & José Rodríguez Feo (Duke University Press, 1986), de Beverly Coyle y Alan Filreis, se sostiene que la traducción al español del poema “The Bitter World of Spring” de William Carlos Williams, que realizó José Rodríguez Feo para el número de otoño de 1944 de la revista Orígenes, fue la primicia del poema en cualquier lengua. Antes de que Williams enviara la versión en inglés de su poema a la legendaria revista The Quarterly Review of Literature de Ted Weiss, en 1945, ya había aparecido en la publicación habanera.
            Pero Coyle y Filreis afirman algo más: que la traducción de Rodríguez Feo fue la primera de Williams al español (p. 7). Sin embargo, al menos en Cuba, es posible leer una traducción de Williams anterior a esa, en uno de los últimos números de Revista de Avance (1927-30). Parece tratarse de una versión en castellano, sin firma del traductor, de un fragmento del ensayo “Note on the Art of Poetry” (1929) de Williams, aparecido en la revista Blues, en el que el autor de Paterson, defendía el papel de la revistas literarias en la vida cultural. Los editores de Avance insertaron el fragmento, luego de un ensayo de Francisco Ichaso, atribuyendo el sentido de las palabras de Williams a la función que ellos mismos asignaban a su revista en la opinión pública cubana:

“Lo importante es que una revista debe estar anchamente franca a la experimentación –parte de la cual puede ser fútil. No puede molestarse en imprimir materia vendible en el mercado usual. Esa está toda muerta, y aunque no lo estuviera, ¿qué? Debe haber algo nuevo, algo que vuelva articulado el torpor de nuestro ambiente, por sus palabras, por su forma, por el desahogo que dé a la inteligencia agraviada de gente harta de cenáculos asnales y periódicos que no saben levantarse por encima de las fobias de sus editores y empleados...

William Carlos Williams en Blues.


Dado que la traducción no venía firmada y que su estilo recuerda al de Mañach, podría atribuirse a éste, como generalmente se hace con las traducciones no firmadas de Avance. Mañach era, entre todos los editores de aquella revista (Casanovas, Carpentier, Marinello, Ichaso), el que estaba más familiarizado con el inglés y, específicamente, con el modernismo norteamericano, desde sus años de estudio en Harvard. La idea de la vanguardia y del rol de las revistas literarias de Williams estaba en consonancia con algunos pasajes del ensayo “Vanguardismo” de Mañach, que marcó editorialmente a Avance, de principio a fin, y en el que se interrogaba obsesivamente la razón de ser de la “novedad”.
La interrogación sobre la “naturaleza de la poesía” y la “lucha” que esa interrogación implicaba para la filosofía, son temas, también, del poema traducido por Rodríguez Feo en Orígenes. Ya observábamos aquí que Willams, a pesar de ser hijo de puertorriqueña y hablar y traducir el español, no fue un poeta del modernismo norteamericano tan traducido o leído en aquellos pequeños círculos literarios habaneros, de mediados del siglo XX, como T. S. Eliot, Ezra Pound o Wallace Stevens. Pero la poesía de Williams introdujo en ese movimiento una atmósfera de duda y desvío, que alguien, además de Rodríguez Feo -Gastón Baquero o Virgilio Piñera, por ejemplo- pudo haber captado en aquella Habana.


El Mundo Amargo de la Primavera

En un pavimento húmedo el cielo blanco se aleja
moteado de negro por los cambiados
pilares de los olmos rojos,
en perspectiva, que elevan la enmarañada

malla de sus deseos clavados
en la lluvia que cae. Y el humo terroso
es arrastrado, deslizándose como el agua
sobre el tejado de la cabaña

del guardián del puente. Y, como siempre,
la lucha, en cuanto a la naturaleza de la poesía,
-¿la captará el filósofo?-
prosigue. Y, lanzando una mirada

al agua, allí, anunciado
por el silencio de un arbusto
blanco en flor, inmediato
bajo el puente, el sábalo asciende

equidistante de la superficie y del fango
y podemos contemplar sus cuerpos
de aletas rojas en el agua
tenebrosa subiendo implacables, río arriba.

William Carlos Williams
(Traducción J. R. F.)


lunes, 27 de enero de 2014

Los elementos de la noche



Bajo el mínimo imperio que el ver no ha roído
se derrumban los días, la fe, las previsiones.
En el último valle la destrucción se sacia
en ciudades vencidas que la ceniza afrenta.

La lluvia extingue
el bosque iluminado por el relámpago.
La noche deja su veneno.
Las palabras se rompen contra el aire.

Nada se restituye, nada otorga
el verdor a los campos calcinados.

Ni el agua en su destierro
sucederá a la fuente
ni los huesos del águila
volverán por sus alas.

José Emilio Pacheco (1939-2014)

domingo, 26 de enero de 2014

Auden traducido



El poeta Wystan Hugh Auden (1907-1973), nacido en York, Inglaterra, y naturalizado estadounidense en 1946, fue, luego de las principales figuras del modernismo norteamericano (T. S. Eliot, Ezra Pound, Wallace Stevens, William Carlos Williams…), uno de los poetas de lengua inglesa que más interés despertó entre los escritores cubanos de los años 50 y 60.
La poesía de Auden que llamó la atención de sus contemporáneos en la isla fue la escrita luego de su traslado a Estados Unidos en 1939.  Son los años en que el poeta hace suyo un tono antitotalitario, que cuestionaba, en una misma perspectiva crítica, el nazismo, el comunismo y las democracias burocratizadas de Occidente. Los años, también, en que con su pareja Christopher Isherwood escribe teatro y asume públicamente su homosexualidad, luego de su matrimonio con Erika Mann, la hija de Thomas Mann.
Auden, lo mismo que Dylan Thomas y, un poco más adelante, los poetas beats (Ginsberg, Ferlinghetti, McClure…), fue leído como parte de una secuela del modernismo que criticaba esa tradición y se acercaba a la postulación de una nueva vanguardia. La lectura de Freud, el psicoanálisis y el existencialismo, colocó a Auden en un flanco de la literatura de postguerra, muy atractivo para los escritores reunidos en torno a la revista Ciclón (1955-57) y el magazine Lunes de Revolución (1959-61), que libraban su propia batalla contra una suerte de modernismo a la cubana, que veían personificado en Orígenes.
Aunque Auden llegó a publicar en Orígenes -su nota sobre D. H. Lawrence y el poema "Isla del placer" aparecieron allí- es en Ciclón, específicamente en el valioso número dedicado a Freud, de noviembre de 1956, donde, junto a ensayos de Lionel Trilling, Manes Sperber, Enrique Collado Portal, Maurice Blanchot y Virgilio Piñera, aparece su primer poema de largo aliento,“En memoria de Sigmund Freud”, traducido por José Rodríguez Feo. Allí se leen estos versos:

Así era este doctor: todavía a los ochenta quería
Preocuparse de nuestras vidas, a cuyo desenfreno
Tantos posibles y futuros jóvenes
Con amenazas y zalamería pedían obediencia.

Mas su deseo no se cumplió: sus ojos se cerraron
A este último espectáculo de todos conocido,
De problemas que como parientes reflejos
Y celosos rodean la hora de nuestra muerte.

Porque hasta el fin estaban a su alrededor
Aquellos que habían estudiado, los nerviosos y las noches,
Y otras sombras que esperaban entrar
En el círculo luminoso de su reconocimiento.

En el Lunes de Revolución del 4 de mayo de 1959, Enrique Berros tradujo otros tres poemas de Auden: “Musée des Beaux Arts”, “En memoria de W. B. Yeats” y “Septiembre 1 de 1939”, uno de sus más conocidos poemas políticos. En la nota introductoria, Berros se excusaba con el lector porque la “gracia y la ligereza de algunos fragmentos eran imposibles de rendir en castellano”. Y remataba: “nuestra lengua no lo admite”. La vehemencia de “Septiembre 1 de 1939” era, sin embargo, perfectamente traducible en La Habana de 1959:

Tucídides exiliado conoció
Todo lo que un discurso podía decir
Acerca de la Democracia
Y de lo que hacen los Dictadores,
La basura anciana que hablan
A una tumba apática.
Todo lo analizó en su libro.
El expulsado esclarecimiento,
El dolor, la desorganización
Y el luto que forman hábitos
Debemos padecerlos una vez más.
En este aire neutral
Donde rascacielos ciegos usan toda su altura
Para proclamar
La fortaleza del Hombre Colectivo,
Cada lengua derrama en vano
Excusas que compiten.
Pero quién puede vivir largo tiempo
En su sueño eufórico.
Desde el espejo nos miran
Las caras del Imperialismo
Y de la Injusticia Internacional.

miércoles, 15 de enero de 2014

Prosas para acompañar la muerte de Juan Gelman


“Vacíos del presente molestan al pasado. En la asamblea de las pérdidas, algún amor alza su llama con la humildad dichosa de lo que pudo ser. Los enemigos callan y la noche desnuda dicta maneras/riquezas del cuerpo que soporta. La tempestad fabrica callejones, dialectos, absorbe códigos inmóviles.
El poema quiere engañar al tiempo y el sufrimiento lo derrota. Si escuchara lo que huye de la puerta, si la imperfecta luz diera tu libro, si traicionara este dolor, si oyera tu descanso, si el alba tropezara con el árbol que te abrigó una vez, si pudieras volver a casa una noche cualquiera.
Hay ademanes descentrados que no tocan los horizontes de la carne. Ni sus gemidos altos, ni su infierno que enseña cómo los bellos espectáculos retroceden en las lecciones de la culpa/sin aire saludable ni el orden de las partes que amor serían de lo que no es/para que sea. Se calló el arpa en un rincón de súplicas que saben su peligro. Las imágenes cantan, reniegan, furian en las deflagraciones de la letra y nadie resucita un solo rasgo del secreto. Se derraman hilitos contra la muerte irresponsable en una copia de la línea borrada.
Amásense harinas del encuentro, llamas que ardan como ardieron, el cuerpo sin historia cada noche. Penétrense las jaulas inarmónicas, júntese tanta variedad de tiempos, mírese lo que falta o paridad de idiomas que no suenan lo mismo con lo mismo. La palabra va de aquí para allá, busca un sitio de no marcharse nunca. Su única casa es imposible, nadie se la va a construir.
Cómo entrar en la oscuridad de la conciencia, sus piedras a propósito, la delimitación de sus espejos. La belleza se calla junto al enfermo de la época. ¿Quién le clavó ceguera ante las criaturas de la estupidez? Sus rencores caen rápido en órganos de la razón. El futuro está triste en pensamientos impensables y los jilgueros cantan en vuelos que se irán. Las fantasías violentas del adentro son crueles hacia arriba, su utilidad es traición y nadie labra las tierras del espanto. El viento barre la arena del desierto, los fulgores del mal, dígase lo que se diga de autonomías del amor”.
Del volumen Hoy (Seix Barral, 2013)