Libros del crepúsculo

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viernes, 16 de septiembre de 2016

Por qué el Partido Comunista de Cuba es reaccionario

En Cuba, único país del hemisferio occidental donde se instaló un sistema de esa naturaleza, el comunismo está adoptando su más plena forma reaccionaria en el siglo XXI. Allí la resistencia al avance del mercado adopta dos modalidades: una versión pedestre de discurso tecnocrático, que justifica la construcción de la hegemonía económica y social de una casta militar-empresarial, o un relato demagógico y conservador -por anti-liberal, quiero decir-, que, en vez de enfrentarse directamente al nuevo modelo capitalista que se edifica en la isla, sublima su malestar contra el restablecimiento de relaciones con Estados Unidos, la apertura a Internet, la cultura popular, la "decadencia de valores", las nuevas tecnologías, las redes sociales, la autonomía de la sociedad civil y el contacto abierto y fluido entre la isla y la diáspora.
El resultado es que ahora mismo, el Partido Comunista de Cuba y sus máximos líderes, se ubican cerca o más a la derecha de Vladimir Putin, Donald Trump, Theresa May, Angela Merkel, Nicolas Sarkozy y, por supuesto, el Papa Francisco. Ese partido único y gobernante está en contra, por ejemplo, del matrimonio gay, de la despenalización de las drogas, de las asociaciones civiles independientes por identidades étnicas o religiosas, de la personalidad jurídica de las comunidades LGTB, de los derechos de las parejas homosexuales, del acceso libre a la red, de la sindicación independiente, del derecho a huelga, de la autogestión financiera de organizaciones vecinales o locales, de la transparencia informativa y jurídica, de plenas garantías judiciales, económicas, civiles y políticas para los emigrantes o de la aplicación de mecanismos legales de acción afirmativa para proteger la igualdad de las mujeres, los afro-cubanos y los inmigrantes internos.
En la política educativa y cultural, ese partido gobernante único, tiene como prioridad la defensa de la "identidad nacional", no de la diversidad civil, cultural y política, constitutiva del país, ni la recuperación de la gran obra espiritual de la diáspora, ni el rescate del legado intelectual y artístico del siglo XIX y del periodo republicano, ni siquiera la difusión de las ideas más avanzadas de la izquierda democrática contemporánea ¿En qué periódico impreso o electrónico, en qué revista de ciencias sociales de la isla, oficial o semi-oficial, hemos leído una discusión abierta y actualizada sobre el crecimiento global, incluida Cuba, de la desigualdad, que en los últimos años han sostenido Thomas Piketty, Anthony Atkinson, Joseph Stigtlitz, Paul Krugman, o, más recientemente, Göran Thernborn, aunque la parte final del libro, Los campos de exterminio de la desigualdad (2016), sobre el descenso de la desigualdad en América Latina, ya esté descontinuada?
¿Cómo es posible que un país cuya Constitución, creada en la era soviética y que cumple 40 años, carezca de una publicación o de un programa de radio, televisión o internet donde se debatan las vías de reforma de ese viejo texto, heredado de la Guerra Fría, que culminó hace más de dos décadas? ¿Cómo es que un país que quiere presentarse como símbolo de la izquierda mundial, no cuente con los mecanismos de democracia directa (iniciativas ciudadanas de ley, consultas, referéndums, plebiscitos, revocación de mandato...), que distinguen, precisamente, a los sistemas políticos más progresistas del planeta? La respuesta es simple: el Partido Comunista de Cuba es reaccionario. Reacciona contra la globalización, contra la conectividad, contra el multiculturalismo, contra la alteridad, contra la diferencia, contra el desplazamiento, contra la transnacionalidad, contra el postmodernismo, en fin, contra el siglo XXI.



23 comentarios:

  1. Se podría decir que están contra la vida, que es expresión de lo diverso. Y por ende a favor de lo muerto. Son o representan lo muerto, el intento de lo muerto por continuar ahí compitiendo con lo vivo. Pero saben que están muertos

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  2. Estar muerto debe ser su peor castigo, mientras le siguen jodiendo a la gente la vida. Si entendieran que la felicidad se alcanza mejor haciendo felices a los otros...son la mar de egoístas y retr[ogrados, Trump es un ni;o de teta al lado de esas gentuzas. Pero, Fifa, ¿exactamente quién integra esto: casta militar-empresarial? ¿Quiénes son, con nombre y apellido?

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  3. Comunismo es una palabra. Como tal, no pertenece a, no es una parte de la naturaleza de la ex URSS o de Cuba. Quizá la forma mitológica de pensar ya no da más de sí. Quizá convenga ensayar otra manera de concebir nuestra realidad.

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  4. He aquí lo más gracioso de este panfletico anodino: "... ni la recuperación de la gran obra espiritual de la diáspora..." Después de esto, qué más se puede esperar de este profesor de lavandería histórica.

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  5. Sí, gran obra espiritual de la diáspora: Mario Carreño, Agustín Fernández, Guido Llinás, Luis Cruz Azaceta, Aurelio de la Vega, Celia Cruz, Paquito de Rivera, Gastón Baquero, Lino Novás Calvo, Eugenio Florit, Guillermo Cabrera Infante, Jesús Díaz, Antonio Benítez Rojo, Rolando Sánchez Mejías, Calos Alberto Aguilera... ¿Qué más quieres?

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  6. Más de la gran obra espiritual de la diáspora: Cundo Bermúdez, Gina Pellón, Severo Sarduy, Nivaria Tejera, Calvert Casey, Lorenzo García Vega, José Kozer, Julieta Campos, Bebo Valdés, Israel López Cachao, Isel Rivero, José Mario, Heberto Padilla, Reinaldo Arenas, Carlos Victoria, Guillermo Rosales, José Bedia, Arturo Cuenca... ¿Te parece poco?

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  7. Usted confunde talento, imaginación y virtuosismo con espiritualidad. Una de las características más ostensible y negativa de la lucha castrismo-anticastrismo ha sido, precisamente, la orfandad espiritual enraizada en ambos bandos. Se podría incluso afirmar que la verdadera espiritualidad, inherente a algunas distinguidas personalidades, quedó atada umbilicalmente a la insularidad y al profundo vínculo telúrico. Hay una obvia pereza intelectual en su análisis que, hasta cierto punto, enloda un término tan grande y decoroso como es la espiritualidad. En muchas ocasiones ni la academia logra salvarse de nuestro festín idiosincrático.

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  8. Quien confunde eres tú, porque desconoces o desprecias la cultura exiliada. ¿Cuál es la "teluricidad" o la "orfandad espiritual" o, incluso, la "insularidad" de la poesía exiliada de Baquero o Florit, del abstraccionismo de Llinás o Fernández, de las novelas postnacionales de Sarduy o Tejera, de los relatos de Benítez Rojo o Carlos Victoria, de la música sinfónica de Aurelio de la Vega o de la de cuerdas de Julián Orbón? La mejor cultura exiliada es especialmente cosmopolita, no nacionalista, pero incluso la nacionalista no necesariamente es "insularista" o "telúrica". Y aún si lo fuera, como decía Cintio Vitier que era la poesía afrocubana de Guillén o Ballagas, o como podríamos decir que es la pintura antropológica de Bedia, no por eso deja de ser espiritual. Tu idea de la espiritualidad, además de antiacadémica, es unilateral, burguesa e, incluso, racista, es decir, "decorosa" y no "enlodada" por lo "idiosincrático". Es tan vieja y conservadora esa idea de lo "espiritual" que hasta el modernismo de fines del XIX y la vanguardia de los 20 la cuestionaron.

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  9. "desconoces o desprecias", "antiacadémica", "unilateral, burguesa e, incluso, racista", " vieja y conservadora". Vaya réplica la de un académico cubano que, dentro de un análisis político pervertido y ficticio, trata de asociar tendenciosamente la espiritualidad con la estrecha finalidad de su reflexión. Siguen pasando los años, las generaciones y no somos capaces los cubanos de sacudirnos los lastres histórico-sociales que nos mantienen sumidos en la queja pedestre y sostenida. La espiritual es un ente tan inmenso y noble que usted, desde su superficial galimatías, no puede más que profanar.

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  10. "Ente inmenso y noble que no se puede profanar..." o que "no se puede enlodar por lo insular, lo idiosincrático o lo telúrico..." o que no "se puede sacudir los lastres histórico-sociales que nos mantienen sumidos en la queja pedestre y sostenida..." Vaya triste retórica! "No se puede, no se puede, no se puede..." Esa idea de la espiritualidad es racista o nacionalista estrecha, de la peor estirpe. Y, en efecto, merece la réplica de un académico o de quien se tome en serio la cultura cubana. No me extraña que alguien con esa idea de la "espiritualidad" se sienta aludido por un post donde se critica la ideología reaccionaria del Partido Comunista de Cuba.

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  11. Me siento aludido porque la pachanga insular no tiene límites, y, en la llamada diáspora, se hace una comparsa hasta con la espiritualidad.
    Saludos,
    AF

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  12. ¿Y cuál es el problema con las comparsas?

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  13. Ninguno. El problema es el cuando el espíritu antillano de la comparsa se ramifica a todos los estamentos de una sociedad, alcanzando incluso la espiritualidad. A partir de esta legitimación de la comparsa espiritual como estrato de la diáspora cubana, podríamos, en un futuro, proponer los Carnavales de la calle ocho de Miami como patrimonio cultural de la diáspora.

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  14. Tan sólo el hecho de formular como un peligro que el "espíritu antillano de la comparsa se ramifique a todos los estamentos de la sociedad", es racismo. El mismo racismo de siempre, pero en tu caso, peor escrito que en Alberto Lamar Schweyer o Cintio Vitier. Tus coincidencias con la ideología reaccionaria del PCC, que combate el reguetón y la "pérdida de valores", son clarísimas.

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  15. Excelente réplica y muy merecida. En efecto, parece haber algo en común entre la ideología reaccionaria del Partido Comunista de Cuba y la idea de espiritualidad esgrimida por el aludido: ambas tienen al exilio como enemigo a derribar. El intercambio ha servido para mostrar que hay una burguesía castrista o comunista que quiere distinguirse del comunismo pachanguero, pero solo admite un exilio de comparsas. Es para reírse!

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  16. Mis coincidencias, según usted, con la ideología reaccionaria del PCC son peccata minuta comparadas con el malabarismo que hace de sus coincidencias con la dictadura del neoliberalismo y la uniformidad del Homo Consumens, un intelectual perezoso y siempre políticamente correcto. No hay muchas diferencias entre los postulados ideológicos del PCC y los de la falaz democracia representativa que usted defiende de manera bastante superficial y pueril. Hablar de espiritualidad de la diáspora para tan estrecha finalidad política es una demagogia bastante simplona. Al final de cuentas, no existe ni cultura ni espiritualidad cubana. Existen atisbos culturales y coqueteos espirituales heredados y pertenecientes al sincretismo cultural hispano -africano. La cultura cubana fue enterrada junto a los nativos originarios. En la isla coexisten españoles y africanos reproductores del acervo cultural de sus orígenes. Lo demás son entelequias que obedecen a la narrativa cultural occidental, es decir una falacia. Su intelecto está secuestrado por un relato colonialista occidental que no le permite ver más allá de sus pretensiones académicas; estas, siempre en sintonía, con el discurso hegemónico establecido.

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    1. Anónimo. Hasta aquí pensé no entrometerme, pero no hay nada más racista que estas palabras que usted escribió: "La cultura cubana fue enterrada junto a los nativos originarios. En la isla coexisten españoles y africanos reproductores del acervo cultural de sus orígenes." Solo repite el discurso colonial emblaquizador necesario para no devolverle sus tierras al pueblo originario Kubaxeri. Nosotrxs no estamos enterradxs y si tuviera un pensamiento decolonizador y un espejo que refleje su racismo, tuviera conocimiento de la existencia de lxs kairibe arahucxs en varios territorios del archipiélago llamado Kuba y su extensa diáspora. Deje la verborrea y deje su discurso racista de afro y españoles. Instruyese!!! eso que algunxs llamamos "cultura cubana" además de los kairibe arahuca, tiene de árabes, chinos, judíos y hasta mayas yucatecxs. Amplifique su conocimiento si quiere aparentar ser intelectual!!!

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  17. Gracias por esta clase magistral de soberana ignorancia, que de un plumazo borra a José Martí, Fernando Ortiz, Jorge Mañach, José Lezama Lima y todos aquellos que creyeron en la existencia de algo llamado "cultura cubana". Eso de que "lo cubano" acabó con los aborígenes no se leía desde el siboneyismo del neoclásico Desval, en el siglo XVIII. Eso sí es colonial, pero colonial rancio, de cuando no se admitía la existencia de Cuba como nación y como cultura. Ha sido verdaderamente instructivo descubrir como un defensor de la ideología del PCC no tiene reparo en reciclar las ideas del Cucalambé. Ese último fragmento suyo es de antología, realmente. Felicidades...!

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  18. Y digo más: no puede existir espiritualidad en un país y una diáspora donde el cerdo es el protagonista absoluto de su alimentación.
    AF

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  19. ...¿qué quiere decir -pregunto al anónimo inquisidor- la invocación de esa "espiritualidad" de la cual carecen "ambos bandos", y cuya pérdida tiene que ver, en último caso, con comer carne de cerdo? ¿se puede decir mayor cantidad de sandeces con igual frivolidad? En fin, es verdaderamente vergonzoso...

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  20. Estoy de acuerdo con el anónimo. No existe cultura espiritual donde no hay pureza de raza. Y los cubanos somos cachorros cruzados. Y ladramos mucho, por cierto.

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  21. Escribió Heidegger en su Carta sobre el humanismo que "el lenguaje es la casa del ser. En su morada habita el hombre". De qué cultura y espiritualidad cubana se puede hablar si nuestra lengua nos fue impuesta. Habitamos una morada foránea. Hágame el favor, señor.

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  22. Y entonces usted por qué no se hace alemán?
    Parece que el post ha tocado un nervio del conservadurismo demagógico y ha conseguido que el retrato se vaya completando con las lindezas de sus representantes anónimos

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