Libros del crepúsculo

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sábado, 10 de noviembre de 2018

Las fronteras verticales



Hoy, en el suplemento El Cultural del diario La Razón de México publico un ensayo sobre algunas crisis migratorias y fronterizas recientes, provocadas por éxodos masivos como el cubano de 2015-2016, el venezolano, el nicaragüense y el del Triángulo Norte de Centroamérica, en los últimos dos años. Son crisis que han generado fricciones y rebrotes de nacionalismo y xenofobia, no sólo en Estados Unidos como generalmente se piensa, sino también en diversos países latinoamericanos: Chile, Perú, Ecuador, Colombia, Brasil, Costa Rica y México. El tránsito de una concepción horizontal o de fronteras permeables, en el arranque de la globalización, simbolizado por la caída del Muro de Berlín, a otra de fronteras verticales, como las que defienden abiertamente nuevos líderes de derecha en el hemisferio, como Donald Trump, Sebastián Piñera y Jair Bolsonaro, representa una clara regresión en términos de la cultura política democrática. Esa regresión hará más difícil el avance de las agendas de derechos humanos frente a regímenes autoritarios concretos, de derecha o izquierda.

2 comentarios:

  1. No sé por qué me parece que efectivamente esta avalancha que partió de Honduras tiene saborizantes artificiales, muy bien manufacturados... ¿en La Habana? Vino justamente a borrar del mapa el éxodo venezolano, hizo que la masacre de Ortega en Nicaragua se olvidara y como en La Habana, el asalto a la embajada de Perú y la crisis de los balseros, puso en jaque a la opinión pública internacional y a los EE.UU en el colimador. ¿Será casualidad?

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  2. Felicito a Rafael Rojas por su escrito sobre las migraciones publicado en La Razón. Toca muy bien el peligro de retroceso en el campo de los derechos humanos con la erección de muros y el mal uso del nacionalismo por los políticos para despertar el odio en los pueblos.

    Una de las razones de ser del estado es la promesa de promover una sociedad que proporcione trabajo a todos. Los estados que Rojas menciona sostienen economías y sociedades que no pueden emplear a todos ni mantener dignamente a quienes no pueden emplear y la emigración está asociada íntimamente a las remesas familiares que son una parte importante de las economías de esos países.

    Estas remesas tienen un efecto nocivo en las sociedades porque dan la falsa ilusión de una economía saludable, pero esa ilusión de bienestar no estimula al estado a buscar soluciones a la falta de empleo y el estado termina dependiendo de las remesas e interesado en que haya más emigrantes que envíen más remesas.

    Ese dinero evita al estado la responsabilidad de promover una sociedad en la que haya trabajo digno para todos. Los emigrantes subsidian al estado y son rehenes del mismo. Ahora los estados utilizan a los emigrantes para que miremos el drama humano y no prestemos atención a su fracaso político. La prensa nos entretiene con una “telenovela” mientras los políticos escapan del escrutinio internacional.
    Soren Triff
    Bristol, Rhode Island

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