Libros del crepúsculo

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domingo, 1 de noviembre de 2009

Ideología y pereza



En su última entrega semanal a Babelia, Antonio Muñoz Molina se queja de que no exista una buena biografía de Santiago Carrillo. Encuentra la razón en que sobre un personaje así, ubicado en el centro de la Guerra Fría, se superponen las visiones más ideológicas de la historia. Los biógrafos comunistas no le perdonan su distancia de Moscú en los años 70. Los biógrafos anticomunistas no le perdonan que se haya opuesto a Franco desde el estalinismo. “La ideología, dice Muñoz Molina, es una forma de pereza, una coartada para no molestarse en aprender”.
Por eso es tan frecuente que unos y otros se acusen mutuamente de olvido. Quienes confunden la historia con el derecho y practican la memoria para “hacer justicia” piensan que recordar la parte criminal o cercana al crimen del pasado de una figura pública es recordarlo todo. Quienes evocan el otro lado, aunque sea para compensar un estereotipo histórico, terminan siendo acusados de “olvidadizos”. Esas guerras de la memoria abortan, entonces, la posibilidad de biografiar a Carrillo como un estalinista que tuvo el coraje de cambiar y convertirse en uno de los fundadores de la democracia española.
En una biografía ideal, dice Muñoz Molina, no podría ocultarse la “tenebrosa historia” de que, consumada la derrota frente a Franco, Carrillo se viera “viviendo en Moscú, en otro mundo, el de los funcionarios comunistas que tenían que aprender los mecanismos tortuosos de la supervivencia en la Unión Soviética, bajo la sombra homicida de Stalin”. Pero en esa misma biografía tampoco debería “desdibujarse la grandeza que los comunistas españoles tuvieron: elegir muy pronto la concordia y la reconciliación, desprenderse de la esclerosis soviética para contribuir con tanta inteligencia y generosidad a la conquista de la democracia”.

3 comentarios:

  1. Lástima que ahora se esté rompiendo ese consenso entre las élites españolas... Les estará saliendo el rencor (¿congénito de los latinoamericanos?).

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  2. He estado leyendo los artículos y recomendaciones. Gracias por abrir éste espacio. Leí el artículo de Muñoz Molina.
    Los crímenes cometidos por la izquierda han sido justificados desde las teorías marxistas del materialismo histórico, la lucha de clases, la dictadura del proletariado... esos crímenes han tenido una justificación en el uso de la violencia revolucionaria, la teoría de la evolución social y en la lucha contra "el capitalismo". Y han gozado de una impunidad ideológica.
    Con la Caída del Muro comenzamos a conocer en detalle la monstruosidad que se instaló durablemente, el totalitarismo de izquierdas, el comunismo que se organizó y funcionó como un imperio en Europa del Este. El estalinismo ha producido millones de víctimas. Hoy leía en Le Monde, los datos de la historiadora Anne Applebaum que cita en un reportaje el periodista Piotr Smolar, contabiliza 18 millones de víctimas de la represión estalinista entre 1929 y 1953. Y hubo en Rusia campos de trabajos para represaliados políticos hasta 1987.

    http://www.lemonde.fr/europe/article/2009/10/24/le-goulag-oublie_1258361_3214.html

    También hay un artículo en Le Monde sobre "la Securitat" de Rumania, los archivos del terror de la época comunista.

    La única forma que la violencia de Estado cese es la democracia y un Estado de Derecho y un pacto de buena voluntad de todas las partes. En la foto que ilustra tu artículo sobre España creo estàn: Fraga y Carrillo. El problema de Cuba es que no existe buena voluntad de la dictadura. Franco antes de morir preparó el regreso del Rey -que era príncipe- y se gestó una transición, para instaurar una monarquía parlamentaria, hubo reuniones en Francia con Carrillo, pero en Cuba tienen a la oposición dentro y no la reconocen.
    El problema es la responsabilidad política de crímenes que fueron cometidos por la izquierda y la derecha durante la guerra civil y, en España, se pasó la pàgina, pero falsamente, porque los hechos ocurrieron, los descendientes piden el reconocimiento de la barbarie después de setenta años, no la venganza. Son historias que se han velado por el silencio del pacto de la transición, que ha sido en parte un pacto de silencio y una impunidad, en el caso de Carrillo y las acusaciones de responsabilidad en los fusilamientos de Paracuellos.
    Recuerdo haber leído una polémica hace un tiempo, escribías sobre "el conflicto cubano" y el concepto de guerra civil. Saludos.

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  3. Gracias por la visita, Maite. Sí, en la foto aparecen Fraga y Carrillo, quienes ilustran que para construir una democracia en un país dividido es preciso negociar. Fraga era anticomunista y tuvo que aceptar el comunismo como corriente política con derecho a representación. Carrillo era republicano y tuvo que aceptar la monarquía para acceder a dicha representación.
    Con frecuencia se repite que en España se estableció un pacto de olvido en torno a la transisión. En su última novela, también reseñada en el blog, dice Javier Cercas que tal pacto nunca tuvo lugar, ya que las víctimas de ambos lados jamás han olvidado los crímenes de la guerra civil. Ninguna víctima olvida, pero a veces, como sucedió en España, es capaz de liberar su memoria no por la vía judicial para facilitar la transición.

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