Libros del crepúsculo

Libros del crepúsculo

viernes, 26 de febrero de 2010

¿Forever Putin?

En el último número de The New York Review of Books, Amy Knight reseña dos libros sobre la Rusia actual: Without Putin: Political Dialogues with Yevgeny Kiselev (Moscú, Novaya Gazeta, 2010) de Mijaíl Kasyanov y Soviet Fates and Lost Alternatives: From Stalinism to New Cold War (New York, Columbia University, 2010) de Stefen F. Cohen. Kasyanov, autor del primer libro, fue el Primer Ministro de Vladímir Putin entre 2000 y 2004, y Cohen, autor del segundo, uno de los grandes conocedores de la Rusia postsoviética en el mundo.
De la lectura de ambos volúmenes, Amy Knight desprende la posibilidad, cuando no el vaticinio, de que Putin se reelija como presidente en el 2012, cuando concluya el periodo presidencial de Dimitri Medvedev. Gracias a una reforma constitucional que ha extendido el mandato de los presidentes rusos de cuatro a seis años –el sexenio, invención mexicana o, más específicamente, del antiguo régimen porfirista, adoptada por la Revolución- Putin podría gobernar Rusia entre 2012 y 2018 y reelegirse ese año hasta 2024, cuando dejaría el poder con más de 70 años.
Como Chávez, caudillo que también asciende al poder en el último año del siglo XX, Putin se presenta como el dictador arquetípico del siglo XXI. Un dictador postcomunista, que respeta zonas de la economía de mercado y de los derechos civiles y políticos, que defiende un orden constitucional y una estabilidad social, que combina una diplomacia pragmática y pluralista con una afirmación geopolítica, de hegemonía acotada, y, a cambio, hace de su persona el eje del poder y la garantía del equilibrio nacional.

9 comentarios:

  1. Tendencioso post, estimado profesor Rojas. Usted cada día más (profundamente) superficial. Me inclino a creer que le gustaría a un Gorbachev de regreso en el Kremlin, o alguien similar que le abra las piernas nuevamente a la hegemonía y la unilateralidad del archienemigo. Quizás algún día, cuando el establishment norteamericano le permita a candidatos realmente alternativos -como Dennis Kucinich- entrar realmente en el simulacro de juego al que usted denomina Democracia, entonces Rusia pueda darse el lujo de complacerle. Mientras tanto, siga usted jugando desequilibrada e imparcialmente y contemplando el espectáculo que se nos brinda.

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  2. Gracias por el comentario, anónimo, pero no creo que sea tendencioso. El post reproduce la valoración de tres expertos en la Rusia actual: Knight, Kasyanov y Cohen. Esa valoración representa una tendencia crítica de los estudios y análisis sobre Rusia, a la que se enfrentan, dentro y fuera de ese país, otras tendencias menos críticas o francamente apologéticas.
    ¿Qué es lo tendencioso? ¿Definir como dictatorial o autoritario la permanencia de un político como Putin o Chávez en el poder por más de veinte años, en caso de que uno o ambos logren ese objetivo? No lo creo, la permanencia por tanto tiempo en el poder de cualquier político, aún en contextos democráticos, posee elementos dictatoriales y autoritarios. Esa es, precisamente, la naturaleza de las dictaduras y los autoritarismos en el siglo XXI: introducir la personalización del poder dentro de una institucionalidad democrática.
    Por otro lado, su valoración de Gorbachov deja mucho que desear. Gorbachov fue y sigue siendo un político que defiende la resistencia de Rusia a la hegemonía de Estados Unidos. Frente a Yeltsin o frente a Putin, Gorbachov es un político más nacionalista y cercano, desde el punto de vista ideológico y geopolítico, a la experiencia soviética. Otra cosa es que usted sea de los que piensa que la Unión Soviética cayó porque Gorbachov se "alió con el imperialismo". ¿Quién es el superficial?
    Ninguno de los expertos que menciono en el post piensa el problema de Rusia a partir de preferencias personales, como hace usted en su comentario, del tipo "Putin o Gorbachov". Esos estudiosos saben que en Rusia hay muchos políticos, de los más diversos partidos, con capacidades para ser presidentes de ese gran país. Ellos critican, precisamente, las trabas a la alternancia presidencial creadas por Putin. Trabas que no se justifican con las demandas de una resistencia a la hegemonía mundial de Estados Unidos.

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  3. Hay argumentos en su respuesta que comparto. Soy un firme defensor de la capacitación y renovación de figuras o líderes dentro de los partidos, principalmente cuando gozan de ventaja o aceptación popular, para de esta forma evitar el personalismo que conduce al autoritarismo y al caudillismo. Este flagelo es hoy en día muy evidente en Venezuela y el Ecuador, por ejemplo. Ahora bien, muchas veces son fuerzas mayores y foráneas las que obligan y conducen a institucionalizar ese personalismo y caudillismo que, estimula y da paso, al populismo (muy conveniente, por cierto, para las fuerzas radicales que se enfrentan). Ahora bien, el análisis no puede quedar reducido a este estrecho margen, hay que ponerlo en un contexto global y geopolítico, y sopesar objetivamente lo que está en juego para esas naciones.

    Su análisis carece de objetividad en este aspecto. Usted ignora el conflicto yanqui-ruso-georgiano respecto a Osetia del Sur, y los misiles de "defensa" que se quieren instalar en esa zona y que constituyen una afrenta para Rusia. Usted tampoco menciona el caudillsimo y despotismo de Uribe y las siete bases militares norteamericanas en territorio colombiano, que ha contribuído a estimular el muy conveniente y creciente conflicto en América Latina.

    No soy de los que cree que Gorbachev fue un aliado consciente del imperialismo, pero sí considero que su torpeza política ayudó -definitivamente- a materializar una política muy dañina y peligrosa para el mundo. Creo que ahora, el ex presidente soviético es consciente de esto.

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  4. Gracias por su nuevo comentario. Ni yo ni ninguno de los tres autores comentados ignora los conflictos entre Rusia y EU, no sólo por Osetia del Sur, por cierto, también por Ucrania, los países bálticos o el Medio Oriente. De hecho dedican capítulos de sus libros a ese y otros diferendos de Rusia con la Unión Europea y Estados Unidos.
    Tampoco es imprescindible hablar del reeleccionismo de Uribe para criticar del caudillismo de Chávez. En Colombia se ha creado una peligrosa relación especular con el chavismo que tiende a una dañina personalización del poder en Uribe. Por fortuna, la posibilidades de reelección de Uribe se están estrechando y su partido tendrá que apostar por la renovación, que es el camino más difícil pero, a la vez, el más democrático.
    Tanto en la derecha como en la izquierda, el primer argumento que aparece a la hora de justificar la permanencia de un político en el poder o el reforzamiento de su autoridad, aún en contextos democráticos, es la defensa de la soberanía amenazada o la "seguridad nacional". El autoritarismo de Pinochet o el de Bush, el de Chávez o el de Putin, a pesar de sus notables diferencias institucionales, apeló siempre al mismo argumento: la nación está amenazada por lo que hay que limitar libertades.

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  5. El balance y la imparcialidad en la información y la enseñanza, por no hablar de la objetividad (que es otro tema más debatible), es un asunto relacionado en gran medida con la dignidad y la conciencia de las personas; de ahí, que delegue a su intimidad reflexiva y a su conciencia, ese asunto de que "Tampoco es imprescindible hablar del reeleccionismo de Uribe para criticar del caudillismo de Chávez". Sólo me gustaría añadir, que es menos dañino y ofensivo para la democracia el regreso de un Puntin a través de las urnas, que el reciclaje dinástico y el robo de las elcciones de parte de los Bush y el aparato ideológico (que es, en definitiva, el que conduce los hilos de la política norteamericana) y que, hace ya un tiempo, responde cada vez más y de una manera más estrecha a intereses que van en detrimento del pueblo estadounidense.

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  6. Usted establece una jerarquía del "mal" o de lo "dañino" en el mundo a partir de la hegemonía de Estados Unidos. En el mundo globalizado del siglo XXI esa hegemonía comienza dar a muestras de decadencia, además de que la valoración sobre la salud de la democracia en cualquier país del mundo no debería estar condicionada por las fuerzas que se mueven en mundo geopolítico. En cuanto a la relación de la "dignidad" de las personas con la "información" le recuerdo que este es un blog sde comentarios personales sobre libros.

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  7. No se trata de una cuestión de "jerarquía", más bien de contextualizar los hechos y las acciones que conforman la historia. Resulta imposible desentenderse de la realidad objetiva de la política norteamericana en materia de asuntos exteriores, y cómo esta influye o, afecta, las realidades de otras naciones, a la hora de establecer una análisis que pretende ser serio. Por otro lado, en un mundo irracional como el que habitamos, donde las armas y las guerras sustityen a la diplomacia a la hora de resolver los conflictos, me parece -al menos por ahora- un poco ingenuo hablar en este caso que nos concierne, de la decadencia de EEUU.
    EEUU. atraviesa una crisis profunda en muchos renglones y aspectos, pero su fuerza militar y su capacidad hegemónica no está aún en dudas ni existe ninguna nación en este mundo que se le acerque en este sentido. Sólo basta mirar la friolera de millones de dólares destinados por Obama para el presupuesto de Defensa. En resumen, yo me inclino a pensar que el regreso de Putin podría estar condicionado a la realidad de un mundo cada vez más convulsionado. Y esto es algo que usted no debe pasar por alto en su análisis.

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  8. El "regreso de Putin" del usted habla, o sea, la permanencia indefinida de un líder en el poder, trátese de un político del primer o el tercer mundo, de derecha o izquierda, siempre y cuando limite libertades púbilicas me parece cuestionable. Puedo entender, sin embargo, que algunos piensen que la libertad puede o debe subordinarse a otros valores, como la soberanía o la justicia.

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  9. ¿El "regreso de Putin"? Pero si Putin nunca se ha ido, pesó de presidente a primer ministro y ahora pasará de primer ministro a presidente.

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