Libros del crepúsculo

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martes, 2 de agosto de 2011

Morir con Lichi


La muerte de Lichi, como llamamos sus amigos al escritor cubano Eliseo Alberto de Diego y García Marruz (La Habana, 1951-México D.F., 2011), produce un dolor seco y sordo. Un dolor que no cesa ni amaina, que parece instalarse para siempre en nuestro interior. Un dolor que nos cambia, que nos regresa distintos al mundo, luego de una terrible sacudida. Nadie que haya sido amigo de Lichi -y somos muchos los que nos dejamos tocar por la magia de su nobleza y su ingenio- será el mismo después del domingo 31 de julio de 2011.

Escribir sobre la persona o la obra de Eliseo Alberto ha tenido para mí la dificultad de no poder deslindar el afecto y la admiración. La admiración que sentí por su persona y por su obra fue, de hecho, el origen de una amistad que el exilio convirtió en hermandad. Quería a Lichi porque lo admiraba, porque era uno de esos escritores que, para conocerlo verdaderamente, no basta con leerlo. A Lichi había que leerlo, pero también escucharlo y observarlo, verlo respirar, reír o llorar. Sus novelas y sus crónicas comenzaban o terminaban fuera de las páginas, en una conversación, una mirada o un silencio.

A pesar de que mis juicios sobre su obra han tenido siempre un acento afectivo, puedo ubicar racionalmente dónde reside mi admiración por el autor de Informe contra mí mismo. Podría decirse, incluso, que la literatura, a pesar de lo central que fue en nuestra amistad, no era la fuente de esa admiración. Lo que admiré en Lichi fue la honestidad emocional, esa voluntad de ser leal a sus emociones, de darles salida con tanto humor y bondad, con tanta inteligencia y ternura.

Sólo alguien leal a sus emociones puede escribir libros como las memorias Informe contra mí mismo o las crónicas de Dos cubalibres y La vida alcanza o las novelas La eternidad por fin comienza un lunes, Caracol Beach, La fábula de José, Esther en alguna parte o El retablo del Conde Eros. En la memoria, en la crónica o en la ficción, había un trasfondo espiritual que tomaba forma en la escritura por medio de la fidelidad a las pasiones. Una lealtad, con frecuencia agónica, que lograba hacerse visible luego de un forcejeo con demonios y fantasmas.

Es esa honestidad sentimental la que hizo del hijo de Eliseo Diego uno de los escritores más representativos de la nueva diáspora cubana. Lichi fue, junto con Jesús Díaz y Raúl Rivero, una de las voces más reconocibles de un tipo de crítica al sistema político de la isla, escrita desde la ausencia de rencor y revanchismo. Una crítica en la que la condición del exilio no se erigía en lugar de superioridad ideológica o pureza moral, sino en espacio de respetuosa discordancia.

Recuerdo los dos últimos años de Lichi, desde que le fue diagnosticada su crónica insuficiencia renal, en el verano de 2009, y el trasplante del pasado 18 de julio de 2011, y me percato de un aspecto de su personalidad, poco visible desde lejos: esa honestidad tenía un fuerte componente de valentía. Lichi, que se decía cobarde y que fue tan malcriado e irresponsable con su salud, enfrentó la enfermedad con un coraje que sólo se da en quienes tienen sus emociones a buen recaudo.

Luego de un breve periodo de melancolía, que como en su padre era atributo de su naturaleza, recuperó el ánimo y se puso a escribir su novela inconclusa. Se trata de una ficción que atravesaba las biografías de tres deportistas cubanos de las primeras décadas del siglo XX: el ajedrecista José Raúl Capablanca, el esgrimista Ramón Fonst y el boxeador Kid Chocolate. Lo que más le atraía de los tres personajes era la mezcla de arrojo, elegancia y tragedia. Tres tristes valientes, tres enamorados de la belleza y de la muerte.

No puedo dejar de asociar con esa valentía la resolución con que decidió someterse a un delicadísimo trasplante. Tampoco puedo dejar de advertir en esa fuerza de última hora lo que este maravilloso pecador logró preservar de la fe católica que le enseñaron sus padres. Él también, a su manera, creyó en el Dios hogareño y afectuoso de la calzada de Jesús del Monte. A Lichi no le gustaban las despedidas -"bueno, adió", decía cuando una conversación telefónica empezaba a aburrirlo- y se fue sin despedirse. Se fue con ganas de vivir, con la ilusión de una nueva novela y una nueva vida. Así será más fácil recordarlo.




20 comentarios:

  1. Rafa, he pensado en tí durante estos días desde que se anunció la muerte de EA. Te envío un abrazo y mi solidaridad. Javier

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  2. Gracias por esta nota Rafa. Un abrazo muy fuerte desde Nueva York.

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  3. hermosa nota, rafael. es una gran y lamentable pérdida. pienso mucho en ti, y en todos aquellos que estuvieron con eliseo alberto. un valiente escritor y, es obvio, una estupenda persona. mi mas sentido pesame y un abrazo, desde Atlanta, Jose Q.

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  4. Hermosa nota Rafa. La generosidad, la humanidad y la valentia de Lichi toco a muchos inclusive a los que como yo, lo conocimos por poco tiempo. Un abrazo querido amigo, en este momento tan dificil. Jossianna A.

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  5. Rafa, estamos todos igualados y unidos en este dolor, en este vacío que nos deja Lichi.Todo lo demás parece irrelevante. Hermosa nota, imagino como estarás. Un abrazo.Annabelle

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  6. MI más profundo pésame, Rafa. Le escrib a Ailyn también expresando mis condolescencias. Bella evocación. Como escribió Angel Esteban, su eternidad sí empezó un lunes. Un gran abrazo, César

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  7. Gracias Rafael por la sincera lealtad de estas palabras.
    Podemos imaginar, leyéndote, tanto tu amistad, como el dolor por la ausencia.
    Armando

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  8. RAFA..LEIMOS CON ATENCIÓN TU TEXTO QUE NOS GUSTÓ MUCHO PORQUE PUDIENDO A VER HABLADO DE LA PROFUNDA AMISTAD QUE USTEDES DOS TUVIERON Y DE LO MUCHO QUE SABEMOS QUE TAMBIÉN TE DUELE, LO ENFOCASTE AÚN ANÁLISIS BREVE, Y MUY CONSCIENTE DE LO QUE ERA ESA MEZCLA DEL ESCRITOR Y LA PERSONA. COMO TU SABES NOSOTROS TAMBIÉN ESTAMOS DE LUTO...TE QUEREMOS MUCHO ..RAMÓN Y PATRI

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  9. Por la memoria de Lichi no es lugar para discutir lo que indicas sobre "la ausencia de rencor y revanchismo", pero deberías meditar más sobre la necesidad de justicia: comprendo que es un deseo pero sabes bien que han pasado muchas cosas en estos cincuenta años.

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  10. Quizas no sea desde "la ausencia de rencor y revanchismo".... Los tres escritores que mencionas, que casualidad, oficialistas primero, exiliados despues. DE los tres, Lichi el mas grande, a pesar de novelas tan fallidas como La fabula de Jose y la premiada Caracol Beach. Eso bien lo sabes. Tal vez desde la presencia del sentido de culpa y su exorcismo" seria mas apropiado. Licho lo exorcizóo con Informe... Raul con su presidio, pero Jesús se fue sin hacerlo. El legado de Encuentro merece un estudio, pero fue mas desencuentro y capillas que otra cosa, y eso tambien lo sabes. La enorme diferencia es que Lichi sabia ser amigo, era un hombre muy bueno, y tan honesto como le fue posible, que es la unica manera de ser honesto. Los otros dos no tienen ninguna de esas virtudes. Lichi era un ser divino, adorable, y bondadoso,al que todos los que lo conocimos y quisimos vamos a extrañar por toda la eternidad. No sé si amaba a Cuba más que nadie. Eso es muy difícil de cuantificar hasta como metáfora, pero de lo que sí estoy seguro es que fue un gran cubano y un extraordinario habanero. QEPD

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  11. Para rencor y revanchismo los dos últimos comentarios. No se dan cuenta de que es de mal gusto tanta mezquindad en un día de luto?

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  12. Adorado por quienes tuvimos el privilegio de compartir con el.Un ser humano excepcional ,vivira en la memoria de todos nosotros .Se fue antes de tiempo....que dolor .....Descance en paz!!!!

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  13. Así se escribe de los grandes, como lo has hecho, desde el recuerdo vivificador. A los vivos muertos les queda infinita su grandeza, a esos los matará el silencio y se detendrán en "rencor y revanchismo" porque hay palabras para enlodar-se y palabras para redargüir.

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  14. Gracias Rafa, yo no tuve el privilegio de conocer a Lichy pero su informe me dio la pauta para entender algunas de las cosas que nos han pasado a muchos. Un saludo a ti y a Aylin desde Chile
    Martica

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  15. Gracias Rafael Rojas por esta sentida crónica.

    Nos ha dejado un GRANDE. Amigo, hermano del alma. Descansa en paz.
    Mis condolencias para su familia y amigos.

    Siempre nos quedarán su obra y sus buenos recuerdos.

    Barbarito.

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  16. Para los lectores de Eliseo Alberto que no lo conocimos personalmente esta nota de Rafael Rojas nos acerca a la persona y su espíritu. Por su estrecha amistad reciba Rojas y naturalmente la familia de Eliseo nuestras condolencias. También y en la distancia compartimos el dolor que causa cada muerte de un expatriado cubano más.

    A propósito, en mi opinión Los anónimos de las 10:55 y las 12:24 son ejemplos paradigmáticos del tipo de comentario que un blog (su responsable)debiera suprimir cagándose en la noticia de "la libertad de expresión" como absoluto. Que hay que atender al contenido en sus circunstancias.

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  17. Te extrañaré mucho el día de mi examen, Rafa.

    Pero quiero comentarte que no tengo el menor resentimiento por ello.

    Tu amigo, Julio Fernández Meza.

    Ojalá podamos platicar a tu regreso para el proyecto en ciernes: el de llevar esta tesis a un libro. Me encantaría que lo habláramos.

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  18. Querido Rafa: Gracias por tu nota, acabo de leerla, de regreso de un viaje. Me dolió enterarme de la muerte prematura de Lichi, y pensé en ustedes, en tí, en Aylin, en Cecilia, en sus amigos y segunda familia. Les deseo mucho ánimo en los meses que vienen, y que el recuerdo también les dé alegría. Anke

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