Libros del crepúsculo

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martes, 9 de octubre de 2012

Mariátegui, crítico del antimperialismo



Hace poco menos de un siglo, en una conocida polémica con Víctor Raúl Haya de la Torre y el APRA, que estremeció la Primera Conferencia Comunista Latinoamericana de Buenos Aires, en 1929, el marxista peruano José Carlos Mariátegui formuló una de las críticas mejor razonadas del “antimperialismo” como discurso hegemónico de las izquierdas nacionalistas y populistas de la región.
La crítica de Mariátegui, que partía de un cuestionamiento de la exageración sobre los elementos coloniales de las repúblicas latinoamericanas -¡en 1929!-, sigue siendo válida para la impugnación de los populismos latinoamericanos, lo mismo desde una perspectiva marxista que desde otra liberal. Ni liberales ni marxistas hacen del antimperialismo, es decir, de la confrontación con Estados Unidos, el eje de sus políticas.
Así como para los liberales –hablo de los liberales clásicos o contemporáneos, no de los neoliberales- lo decisivo en América Latina no es la dependencia sino el gobierno representativo, la división de poderes, el sistema de partidos o la rendición de cuentas, para las pocas izquierdas marxistas que sobreviven a principios del siglo XXI, en medio de la ola neopopulista, lo fundamental es la distribución equitativa del ingreso, la igualdad de oportunidades, la justicia social y el combate a la pobreza, el hambre y la exclusión.

 Decía Mariátegui:

“El antimperialismo, para nosotros, no constituye ni puede constituir por sí solo un programa político, un movimiento de masas apto para la conquista del poder. El antimperialismo, admitido que pudiese movilizar al lado de las masas obreras y campesinas, a la burguesía y a la pequeña burguesía nacionalistas no anula el antagonismo entre las clases, ni suprime las diferencias de intereses”.

Y agregaba:

“¿Qué cosa puede oponer a la penetración capitalista la más demagógica pequeña burguesía? Nada, sino palabras. Nada, sino una temporal borrachera nacionalista. El asalto al poder por el antimperialismo, como movimiento demagógico populista, si fuese posible, no representaría nunca la conquista del poder, por las masas proletarias, por el socialismo”.
  

2 comentarios:

  1. El imperialismo es hacedor de antiimperialismos y de populismos. De manera que lo más factible, de acuerdo a la lógica, sería luchar de manera radical contra la causa que origina la demagogia populista. Atacar, Mariátegui mediante, el populismo latinoamericano sin una crítica meridiana al imperialismo resulta, cuando menos, tendencioso y oportunista.

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  2. El antimperialismo ha de ser transitorio, aun cuando la fuenta permanezca. Puede usarsele ya que "admitido que pudiese movilizar al lado de las masas obreras y campesinas". Pero una vez logrado esto, podra dejarse a un lado sin desmovilizarles? Por otra parte, como el imperialismo da razones mas que suficiente para oponerseles, el antimperialismo bregador de la Revolucion Cubana puede terminar por contribuir a exponerlo que es de lo que se trata.

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