Libros del crepúsculo

Libros del crepúsculo

jueves, 17 de noviembre de 2011

Un nuevo catálogo para la biblioteca de Lezama



El crítico mexicano Sergio Ugalde Quintana, Doctor en Literatura Hispánica por El Colegio de México y actualmente profesor de la UNAM, ha escrito un deslumbrante ensayo sobre La expresión americana (1957) de José Lezama Lima. No se trata de un estudio literario tradicional de esta obra, a la manera, por ejemplo, del realizado por la estudiosa brasileña Irlemar Chiampi, que tiene muy presente. Tampoco de un ejercicio de historia intelectual, donde se recrea la irrupción del texto en La Habana de Batista. Se trata de otra cosa.
La biblioteca en la isla (2011), editada por la madrileña editorial Colibrí, es una lectura de La expresión americana a través del voluminoso y variado archivo que Lezama utilizó para la composición de los cinco ensayos de su libro. Ugalde Quintana no sólo releyó el texto de Lezama, releyó también sus fuentes, pero no para reconstruir el proceso de escritura de La expresión americana –o “deconstruirlo” -, ni para suscribir o impugnar sus argumentos. El objetivo de Ugalde Quintana fue más discreto y, a la vez, más eficaz: recatalogar la biblioteca de Lezama.
El crítico mexicano dividió esa biblioteca en cuatro estantes. En el primero reunió todo el campo referencial de la morfología de la cultura y la historia y la crítica literarias europeas que Lezama utilizó para orientarse teóricamente a mediados del siglo XX: Spengler, Curtius, Vossler, Klages, Huizinga… Toda una tratadística que le llegó al poeta cubano a través de José Ortega y Gasset y la Revista de Occidente, publicación que enseñó a pensar a buena parte de la intelectualidad hispanoamericana de la primera mitad del siglo XX.
El segundo estante tiene que ver con La Habana como lugar para la conversación literaria y la poética de la memoria. Ahí coloca Ugalde los diálogos que sobre la poesía y la historia, América y Europa, el mito y la cultura, sostuvo Lezama con María Zambrano y Cintio Vitier entre los años 40 y los 50. En esos coloquios encuentra otra fuente de las analogías de imágenes y los enunciados genealógicos que abundan en La expresión americana. La visión de Occidente como algo más que Europa y la de América como algo más que América Latina o Hispanoamérica, que distinguió a Lezama, se conformaron, como asimilación o rechazo, en esos diálogos.
Al barroco americano, a la tensión que el mismo establece con el clasicismo y el romanticismo, con la cultura prehispánica y la expresión criolla, en la obra de Lezama, dedica Ugalde el tercer estante. En este último ocupa un lugar central la relación de Lezama con México que, hasta ahora, la crítica no había tratado con tanta profundidad y sutileza. Archivero él mismo, Ugalde da a conocer, por primera vez, cartas de Lezama a Alfonso Reyes y detalles del importante viaje del autor de Paradiso a México en 1949.
El último de los estantes de esta remozada biblioteca de Lezama se consagra a José Martí. Pero no encontrará el lector, en estas “variaciones”, los pétreos estereotipos que la religión martiana ha acumulado en el último siglo. Martí aparece en La biblioteca en su isla sumado a la conversación letrada de Lezama y, a veces, como interlocutor caribeño de Friedrich Nietzsche. En las últimas páginas de su libro, Ugalde Quintana descubre, detrás de la idea lezamiana de Martí como “plenitud de la ausencia posible”, una variación en torno a la “escritura en sangre” del filósofo de Basilea.  

2 comentarios:

  1. Gracias por la reseña Rafa. Dinos un poco más de ese Martí de Ugalde y de Lezama.

    ¿Qué es lo novedoso?

    No creo que sea la comparación con Nietzsche porque eso es más viejo que Matusalén.

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  2. Ya estoy terminando el libro de Ugalde y lo más novedoso no es la parte que dedica a Martí sino la que dedica a México y su importancia para la formación de la idea del barroco en Lezama.

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