Libros del crepúsculo

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lunes, 28 de mayo de 2018

El "socialismo democrático" de la última Juventud Ortodoxa



En un documento fascinante de la Juventud Ortodoxa, de fines de los años 50, titulado "El pensamiento ideológico y político de la juventud cubana", que alguna antología editada en la isla fecha incorrectamente a fines de los años 40, los firmantes (Max Lesnik, Hugo Mir Laurencio, Josefina López Triana, Rolando Espinosa Carballo...), demandaban "replantear totalmente la lucha revolucionaria en Cuba", desde un punto de vista socialista. Los miembros de aquella última Juventud Ortodoxa aseguraban que la Revolución en curso era obra, fundamentalmente, de la "segunda generación republicana". Ellos, que se asumían como miembros de la "tercera generación republicana", interpretaban que su misión era revolucionar la revolución moncadista, iniciada en 1953, por medio del socialismo democrático. ¿Cómo entendían aquellos jóvenes la radicalizacón socialista del populismo latinoamericano, en la Guerra Fría? Aquí, una muestra:

"El socialismo no está reñido con la democracia. En los pueblos como el nuestro, los derechos individuales de orden político tienen la categoría de necesidades materiales que es preciso satisfacer. Pero la democracia que el socialismo quiere no es la democracia falsificada donde se produce el raro fenómeno de que el pueblo vote contra sus propios intereses. El socialismo plantea la necesidad de una democracia entera, no sólo política, sino también económica, y por eso muchos identifican el socialismo como una "democracia económica".  Para nosotros, democracia y socialismo son dos términos consustanciales, que están incluidos el uno en el otro. Donde no hay socialismo no hay una verdadera democracia y donde no hay democracia no hay un verdadero socialismo. Queremos una democracia no sólo "del pueblo", o sea, dentro de la cual el gobierno tenga su origen en la votación popular; sino también, "para el pueblo", es decir, que los gobernantes, una vez electos, se conduzcan de acuerdo con los intereses de la mayoría. Estas convicciones democráticas significan que somos opuestos radicalmente al "totalitarismo", que es la característica más acusada del régimen impuesto por Stalin en Rusia".

Hay alguna imprecisión sobre la fecha exacta de este documento, en compilaciones de documentos "ortodoxos" publicadas en Cuba, como Eduardo Chibás: clarinada fecunda (2009) de Elena Alavez Martín o Eduardo Chibás: imaginarios (2010) de Ana Cairo. El tono del documento remite al momento de mayor afirmación del carácter democrático del socialismo, dentro de las izquierdas no pro-soviéticas de América Latina, que siguió al XX Congreso del PCUS en 1956, donde Nikita Jruschov denunció el culto a la personalidad de Stalin. Pero obsérvese que dada la rápida reorientación de la ideología hegemónica de la Revolución Cubana, entre 1959 y 1960, el texto pudo funcionar en un sentido disidente, lo mismo a fines de los 50 que a principios de los 60. Aquellos jóvenes ortodoxos pudieron ser revolucionarios disidentes de la falta de definición socialista de la Revolución Cubana hasta 1959, y disidentes de la definición comunista de la Revolución Cubana a partir de 1960. 

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