Libros del crepúsculo

Libros del crepúsculo

viernes, 28 de mayo de 2010

Vila Matas y Dublín


Tal vez no exista otro escritor de la lengua que, con tanta obstinación, haga de la literatura el protagonista de sus libros. Esa concentración en el misterio de la escritura es la que acerca las ficciones de Vila Matas al ensayo. Historia abreviada de la literatura portátil, Suicidios ejemplares, Bartleby y compañía, El mal de Montano, Doctor Pasavento son libros sobre libros. Libros que de tanto pensarse a sí mismos dejan, por momentos, de ser novelas y se convierten en tratados.
Aún cuando traten de ciudades, como París no se acaba nunca, los libros de Vila Matas tratan sobre libros. El París, la Nueva York o la Barcelona que aparecen en sus novelas son ciudades de papel, diseñadas y construidas, no por arquitectos o urbanistas, sino por novelistas y poetas. Las ciudades nunca dejan de ser escenarios de los relatos de Vila Matas, pero por momentos el escenario mismo se confunde con la referencia de cada ciudad en un libro.
En Dublinesca, su última novela, Vila Matas desplaza mínimamente el tema de la escritura a la edición. Su personaje, Samuel Riba, es un editor barcelonés que luego de décadas de encabezar una refinada casa de libros cierra el negocio. La depresión lo lleva entonces a imaginar un réquiem por la muerte del libro, unas honras fúnebres a la galaxia Gutenberg. El fin de su editorial es, también, el fin de la era del libro y el inicio de una cultura electrónica, donde la escritura y la lectura cambian de medio.
Riba piensa que el lugar ideal para realizar la ceremonia es Dublín, la ciudad de James Joyce y Samuel Beckett, a quienes Vila Matas rinde homenaje en su libro, y embarca a tres amigos en la aventura. Las escenas en el cementerio de Dublín y en el Pub donde Riba regresa al alcohol son de lo mejor de esta novela. En aquel cementerio brumoso, cerca de acantilados espectrales, Riba lee el poema “Dublinesca” de Philip Larkin, en el que se narra el sepelio de una prostituta, como ofrenda a la muerte de la alta literatura:


Por callejuelas de estuco
donde la luz es de peltre
y en las tiendas la bruma obliga
a encender las luces sobre
rosarios y guías hípicas,
está pasando un funeral

La carroza va delante,
pero detrás la acompaña
a pie una tropa de mujeres
con anchos sombreros floreados,
vestidos hasta los tobillos
y manguitos de carnero.

Hay un aire de amistad,
como si rindieran honra
a una que era muy querida;
algunas se alzan las faldas
diestramente y dan saltitos
(dos palmas marcan el tiempo);

y también hay tristeza.
Mientras sigue su camino
se oye una voz que canta
para Kitty, o Katy, como
si el nombre hubiese albergado
todo el amor, toda la belleza.

1 comentario:

  1. Es la novela que leo actualmente. Excelente, como todo lo de VM. Quiza esa ansiedad por la literatura es similar a la de Agamben, como comentabas en una nota anterior, por la glosa no? Veo ciertos parecidos que serian muy interesantes de estudiar. El debate del archivo: archivar la filosofia, archivar la literatura. Es como si solo quedaria eso.
    Un saludo afectuoso,

    G

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