Libros del crepúsculo

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sábado, 1 de mayo de 2010

Baquero y Andalucía

La frontera andaluza está en La Habana.
Cuando un poeta andaluz aparece en el puerto,
las calles se alborotan, y en las macetas
de todos los balcones
florecen de un golpe los geranios.

Así arrancaba el poema “Himno y escena del poeta en las calles de La Habana”, que el poeta cubano Gastón Baquero dedicó a la visita de Federico García Lorca a la isla. La sevillana editorial, Renacimiento, ha tenido a bien reunir en un volumen los ensayos que Baquero dedicó a escritores nacidos en cualquier rincón de Andalucía.
Aquí hay textos sobre Góngora, Becquer, Ganivet, Machado, Pemán, Cernuda, Zambrano, Lorca y, naturalmente, varios artículos dedicados a Juan Ramón Jiménez, con quien Baquero vivió una larga amistad. Los ensayos de los poetas, sin embargo, suelen ser mejores cuando no tratan de literatura. Es el caso de este volumen Andaluces (2009), cuya última pieza es una verdadera joya.
Se trata del texto “Para una apología de El Cordobés, o Ionesco de los toros”, un artículo publicado en Arriba en 1965, que Alberto Díaz-Díaz, presentador de esta antología, incluyó en su Perfil íntegro de Baquero. El poeta cubano, nacido en Banes (1914), y fallecido en Madrid (1997), luego de casi cuarenta años de exilio, comienza hablando de tres grandes genios del “toreo” en España: José Ortega y Gasset, Pablo Ruiz Picasso y Manuel Benítez Pérez (“El Cordobés”).
Este último, sin embargo, es, según Baquero, quien se lleva toda la gloria de la tarde:

“El Cordobés tiene la irresponsabilidad de la naturaleza misma. Torea como canta el pájaro, porque sí, porque le nace, sin conocer las leyes de la música ni la gracia de su propio canto. Tiene el saber suficiente, que es el del valor. Armoniza con el tiempo que vivimos, el que da a Elvis Presley y a Jean Genet, a los desdichados y atemorizados gamberros en pandillas, a los que no saben que su rebeldía viene del miedo a morir bajo la bomba atómica, y se dejan crecer las melenas y las barbas, para ver si la muerte no les localiza ni puede personalizarlos cuando venga desde los cielos, en un paquetico de materia nuclear, enloquecida y enloquecedora. El Cordobés es el campesino enamorado de la muerte a fuerza de temerla y de querer vivir en poco tiempo lo que las gentes de riqueza, viven a lo largo de todo su vivir”.

1 comentario:

  1. Impagable el párrafo que citas con Elvis y Genet asomando sus caderas al ruedo. No conozco ese texto de Baquero, que ya busco. ¡Gracias!

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