Libros del crepúsculo

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lunes, 15 de septiembre de 2014

Heréticas de Marinello

No conozco la historia editorial de la Memoria inédita. Conversaciones con Juan Marinello (1995), la larga entrevista que hizo Luis Báez al intelectual y político comunista en 1977, que apareció en una pequeña y desconocida impresora, llamada "Si-Mar" -ni siquiera Sí-Marx. Pero si el libro estaba escrito desde el año de la muerte de Marinello y no se publicó hasta 1995, tal vez se deba a algún episodio de censura o autocensura. En todo caso, no sería la primera vez que ese tipo de memorias, escritas por veteranos dirigentes comunistas, tienen dificultades para circular en la isla.
Algunas afirmaciones de Marinello en ese libro, en un año como 1995, cuando operaban el giro al nacionalismo revolucionario, la pérdida de relieve del marxismo-leninismo y la plena asimilación del relato católico de la "eticidad cubana" al discurso del poder, debieron sonar heréticas o inoportunas. Aquel era el "momento Vitier" de la ideología oficial y el marxista Marinello desafinaba. Sobre todo, ese Marinello, que hablaba desde 1977, un año después de que se decretara la Constitución de 1976, dando por culminada la institucionalización soviética del país. El triunfalismo del anciano comunista explicaba la resolución o la vehemencia con que defendía cosas como estas:

El nivel de desarrollo social, económico y político -especialmente entre 1940 y 1952, cuando fue congresista, candidato a la presidencia en dos ocasiones y tanto él como su partido tuvieron una presencia constante en los medios de comunicación- alcanzado por Cuba hasta 1958.

La Constitución de 1940 era la más "avanzada y progresista del continente americano".

"Como popularización de los males cubanos, de la importancia del imperialismo y de las cosas que había que hacer, la Asamblea Constituyente tiene un valor enorme".

Fernando Ortiz fue una "figura intermedia", que dejó atrás el idealismo positivista por medio de un materialismo no marxista. "No es ni marxista ni es en absoluto revolucionario".

"No tengo el menor escrúpulo en declarar que Ramiro Guerra es el mejor historiador que hemos producido".

"Mi compositor predilecto es Ernesto Lecuona".

"Martí no conoce el origen verdadero del fenómeno imperialista".

"En Martí hay eso: un hombre que ve mucho, pero no puede traspasar los límites de su tiempo. Recuerdo siempre una frase suya: "para ser hombre grande de todos los tiempos, hay que ser hombre grande de su tiempo".

"Es un idealista, pero que le da una gran importancia a los factores materiales".

"Es algo parecido a lo de Fidel".

"La definición precisa (de ambos) vendrá con el tiempo".

"El Che es un hombre que tiene actualmente -y lo sé por mi estancia de nueve años en París- un nombre, una gloria".

11 comentarios:

  1. Hola, Rafael. Conocí a Juan Marinello desde niña y en 1975-77 trabajé con él en el Movimiento por la Paz. Al margen de lo publicado en ese libro de Luis 'Baba', como algunos periodistas de Bohemia le decíamos a Báez, y de lo que otros puedan decir, me consta que Marinello era un comunista atípico, más que otros a los cuales también conocí en mi infancia y con quienes trabajé en el Comité Nacional del PSP entre 1959-61, como Blas Roca, Aníbal Escalante, Carlos Rafael Rodríguez, Lázaro Peña y Salvador García Agüero (a todos ellos los menciono en una serie de cinco testimonios que con el título Harry Potter y la revolución escatimada publiqué en mi blog en junio de 2009). De las varias anécdotas que podría contar sobre Juan, me quedo con una: la vez que respondió una carta a un matrimonio mayor de edad que se quería ir del país y se ocupó de gestionarle la salida. En los años 70, nadie hacía eso y menos si era un dirigente comunista. Saludos, Tania

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  2. Gracias, Tania. Creo que es importantísimo reconstruir la historia del viejo comunismo cubano, con la mayor objetividad posible, sobre todo entre los años 30 y 50, cuando, a pesar de múltiples obstáculos y limitaciones, pudieron ser protagonistas de la vida nacional. Mi impresión es que ninguno de ellos pudo contar esa historia porque murieron en medio del auge o la decadencia de la URSS. Los más jóvenes tampoco han podido, o querido, por prejuicios, desinterés o miedo.

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  3. "Los más jóvenes tampoco han podido, o querido, por prejuicios, desinterés o miedo". Por favor, no te salves...

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  4. Por supuesto que me incluyo, aunque no soy tan joven. No es una cuestión de "salvación".

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  5. Entonces hubiera escrito Ud. en primera persona del plural.

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  6. Resulta que ahora el factor "juventud" es a conveniencia.

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  7. Gracias por ambas recomendaciones, anónimo corrector. Prometo que escribiré en primera persona del plural y que me seguiré considerando joven.

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  8. Usted es un cínico ilustrado.

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  9. Gracias, una vez más, eso suena muy distinguido.

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  10. De nada. Es un placer hacerle sentir distinguido.

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  11. Juan y Zoilo cuando veian la destruccion de La Habana lloraban.
    Si la hubieran visto tres decada despues se hubiesen ahorcado.
    Alberto F Alvarez

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