Libros del crepúsculo

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domingo, 7 de septiembre de 2014

Juan Marinello y el paracomunismo

Poco antes de morir, en 1977, el escritor cubano Juan Marinello concedió una larga entrevista al periodista Luis Báez, que se lee como las memorias nunca escritas por ese importante intelectual y político comunista. En un  momento de la entrevista, Marinello contrariaba a quienes lo daban por fundador del primer Partido Comunista de Cuba, creado en 1925 por Julio Antonio Mella y Carlos Baliño. A pesar de ser amigo cercano de Mella, Martínez Villena y otros militantes de esa organización, Marinello no se incorporó a la misma hasta 1935.
La explicación que Marinello daba a Báez de por qué se afilió al partido tan tarde es confusa. Por un lado, decía ser "un intelectual de izquierda", sugiriendo que su idea de la izquierda no era estrictamente comunista, o que era "muy joven" -en realidad era cinco años mayor que Mella y uno mayor que Martínez Villena-, carente de experiencia. Pero por el otro, insinuaba que su no militancia era algo "táctico", pactado con el propio partido, con el fin de atraer sectores de la juventud intelectual cubana. Según Marinello, asociaciones como la Liga Antimperialista y la revista Masas, que editó en los 30, eran proyectos del partido comunista que, sin embargo, se presentaban como autónomos.
Esta idea de un "paracomunismo" en la cultura, que también se ha manejado en relación con la sociedad y la revista Nuestro Tiempo, en los 50, se exagera con frecuencia. En su libro, Contra el imperio. Historia de la Liga Antimperialista de las Américas (2013), Daniel Kersffeld demuestra que, en Estados Unidos, México, Argentina y Cuba, las ligas antiimperialistas fueron, en efecto, promovidas por los partidos comunistas, pero que otras corrientes nacionalistas y populistas de la izquierda latinoamericana, como la encabezada por el peruano Víctor Raúl Haya de la Torre y el APRA, también jugaron un papel decisivo en aquellos proyectos.
En la revista Masas, por ejemplo, algunas de las colaboraciones programáticas, desde el punto de vista ideológico, fueron escritas por intelectuales no comunistas, como el periodista José Manuel Valdés Rodríguez o el historiador Emilio Roig de Leuchsenring. Algunos ensayos de Marinello de aquellos años, como "Juventud y vejez" o "Sobre la inquietud cubana", lo colocaban en una perspectiva más cercana al americanismo y el hispanismo de autores como Waldo Frank, Carleton Beals, Leland H. Jenks o el socialdemócrata español Luis Araquistáin.
Había en las respuestas de Marinello a Báez una incomodidad con ese periodo juvenil, en el que por su evolución ideológica no se decidió a ingresar en el Partido Comunista. Dicha incomodidad era compensada con la idea de un "paracomunismo", que atribuía a aquel partido, recién fundado, un tecnicismo en su manera de operar en la esfera pública occidental, que no poseían, ni siquiera, el propio partido comunista soviético o el norteamericano que, para entonces, era el mayor de América.

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