Libros del crepúsculo

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jueves, 15 de octubre de 2009

Blog y consolación




Mencionábamos en el post anterior un texto de Umberto Eco sobre José Saramago, aparecido en El País (6/ 10/ 09), que merece comentario. Se trata del prólogo que el gran crítico y novelista italiano antepuso al libro El Cuaderno (Alfaguara, 2009), de José Saramago, en el que se reproducen las entradas que el Nobel portugués publicó en su blog durante la primavera de 2009.

Tiene razón Eco en señalar la diferencia entre la prosa del Saramago novelista –fantasiosa, alegórica, metafórica, poética, como un “tejido de parábolas”, dice- y la del Saramago bloguero: enfático, tajante, inflexible, por momentos, caricaturesco, por momentos, endemoniadamente lúcido.

Saramago arremete sin piedad contra Washington e Israel, contra Bush y Ratzinger, contra derechas e izquierdas. Que un comunista critique a Estados Unidos no es novedad, pero que critique abiertamente a las izquierdas, por “no tener ni la más mísera idea del mundo en que viven”, podría ser leído como sacrilegio entre tantos lectores doctrinarios, interesados en reciclar los viejos comunismos bajo las nuevas izquierdas.

Eco se detiene en el ateísmo de Saramago y pondera algunas de sus afirmaciones -por ejemplo, aquella en que el autor del Ensayo sobre la lucidez escribe que “Dios es el silencio del universo y el hombre el grito que da sentido a ese silencio”, o aquella otra, más contundente aún, en que señala que “si todos fuéramos ateos, viviríamos en una sociedad más pacífica”.

No es raro que Eco mencione a Lenin y a Stalin como “descreídos” y acto seguido recuerde a Ratzinger que muchos nazis, fascistas y falangistas fueron católicos fervorosos. En unos y otros se produjo esa dañina religiosidad política que transforma la ideología en fe, el pensamiento en dogma, la literatura en propaganda y la política en terror.

Tampoco es raro que Eco encuentre en los momentos de mayor beligerancia atea de Saramago el maniqueísmo de las filípicas. El maniqueísmo era, por cierto, uno de los elementos distintivos de la novela de folletín del siglo XIX –y de las telenovelas actuales- que Eco teorizó en su temprano estudio sobre Los misterios de París de Eugene Sue.

En aquel ensayito, Socialismo y consolación (Barcelona, Tusquets, 1970), Eco, de la mano de Marx y Engels, sostenía que la depurada técnica de comunicación literaria con un público masivo, concebida por Sue, descansaba sobre una “estructura de la consolación” que aliviaba el sufrimiento de la población pobre europea. La agresividad de los blogs podría cumplir, hoy, una función similar a la del opio de las religiones y la consolación del folletín.

1 comentario:

  1. Rafael,

    Es siempre un placer leer sus escritos. Soy un hombre de ciencias, pero siento una apasion por la historia y la filosofia que usted ha potenciado con la claridad y la sagacidad de su prosa. Gracias y bienvenido a la blogosgera activa.
    Raul, un cubano abierto y tolerante

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