Libros del crepúsculo

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jueves, 1 de octubre de 2009

Un pensador de la poesía




Acaba de morir en su ciudad Cintio Vitier (Key West, 1921-La Habana, 2009), uno de los grandes intelectuales cubanos del siglo XX. Hijo del importante filósofo y educador republicano Medardo Vitier (1886-1960), Cintio fue, tal vez, quien, de manera más resuelta, elevó la crítica literaria y, especialmente, la crítica de la poesía cubana al nivel intelectual de la historia o la filosofía en la isla.

Poeta él mismo, Vitier convirtió la poesía en un documento que debe ser leído filosóficamente, como recomendaban Martin Heidegger y su admirada María Zambrano. Los ensayos de Experiencia de la poesía (1944), La luz del imposible (1957), Lo cubano en la poesía (1958), Poética (1961) y Crítica sucesiva (1971) estarán siempre ahí para cualquier cubano que, al margen de divergencias ideológicas y políticas, sea capaz de reconocer lo que es tomarse en serio la literatura y pensarla como una forma de saber y expresión del género humano.

A continuación reproduzco el soneto que, en la “Primera Glorieta de la Amistad”, dedicó José Lezama Lima a quien fuera uno de sus más cercanos amigos:


Se nos fue la vida hipostasiando,
Haciendo con los dioses un verano.
Viene el ictus a la choza cantando
El efímero y los dioses de la mano

Queríamos la carne de los dioses,
El aliento, el pneuma ya guerrero.
Estaba en el malvado mandadero
El intelligere del Bosco de los goces

Unía el río la piedra con el alma;
La estrella en la fibra de la palma
Sonríe la bisagra de dos mares.

¿Pesa el conocimiento como cae el brazo?
El aliento y el bostezo divino enlazo
Si el pez y el relámpago son pares.

5 comentarios:

  1. Descanse en paz Cintio Vitier..un poeta completo, y el autor de uno de los libros más hermosos de la crítica cubana.."Lo cubano en la poesía" un libro que muestra que le da al poema la posibilidad de trascender las ruinas, la decadencia y lo imposible..-la poética trascendiendo la política y lo humano como centro, figuración y respuesta.

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  2. Gracias, Rafa, por esta breve semblanza de Vitier. A diferencia de los discursos oficiales, como el de Eusebio Leal en el entierro, mi himilde opinión es que la obra de Vitier en su sentido más profundo no tiene que ver con la Revolución, Fidel o Raúl sino con la filosofía de la poesía cubana, si se puede decir así. Eso es algo que no tiene que ver con los gobiernos de turno en Cuba y lo verenos con mayor claridad en los próximos años.

    Isa L.

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  3. Arcadio Díaz Quiñones3 de octubre de 2009, 8:40

    Querido Rafael: te agradezco tu nota sobre Vitier y la oportunidad de recordar aquí al gran poeta y crítico.

    Pienso que tienes razón cuando dices que Vitier elevó la crítica de la poesía al nivel intelectual de la historia o la filosofía. Fue un gran ensayista, sobresaliente por su y profundidad, y hay que verlo en la gran tradición de los poetas-críticos. En efecto, en su caso se trata de la palabra poética como el develamiento de la verdad del Ser, ligado a la influencia de Heidegger y de María Zambrano.

    Tuve el privilegio de comprobarlo en los días en que lo conocí personalmente, y que ahora deseo recordar. Lo conocí en julio de 1979, en un modesto hotel de Isla Verde, en su primera visita a Puerto Rico. Él y Fina García Marruz formaban parte de la delegación cultural cubana a los Juegos Panamericanos. Tan pronto pude, pasé a saludarlos. Su presencia en la isla fue una feliz sorpresa para muchos de los que admirábamos al autor de Lo cubano en la poesía. Algunos de nosotros lamentábamos el misterio que durante aquellos años parecía rodear al poeta católico. La inesperada visita me permitió ver a Cintio y a Fina casi diariamente durante unas dos semanas. Organizamos lecturas en la Universidad de Puerto Rico, y tertulias en la casa de Nilita Vientós (quien mucho antes había publicado textos de ambos y de Lezama en la revista Asomante). Asimismo tuvimos un encuentro de poetas, para mí inolvidable, en nuestra casa.

    Cintio era una persona muy cordial, y siempre deseoso de conversar. Las entrevistas que se publicaron después como parte de mi pequeño libro sobre su obra son fieles a las conversaciones grabadas. Pero el texto impreso resulta insuficiente al evocar las pasiones literarias y políticas de aquellos diálogos, la ironía y el humor de Cintio, sus afectos, y los sabrosos relatos de relatos de Lezama y de Eliseo Diego. Tendría que hablar también de su alegría al descubrir voces puertorriqueñas reveladoras de un país mucho más complejo que los estereotipos difundidos por la propia Revolución Cubana. Por otra parte, ¿cómo contar su defensa, tan llena de rodeos, de la censura en Cuba, a la vez que defendía laboriosamente la tradición nacionalista republicana de Martí o Mañach? O ¿qué decir de otros momentos más privados y tensos, como la emoción de Cintio y Fina después de una conversación telefónica con su íntimo amigo Julián Orbón, exiliado en Nueva York?

    Pensando aún en tus palabras, Rafael, querría agregar algo. Hay un aspecto importante que ya conocía por Lo cubano en la poesía, pero que quedó muy claro en aquellas conversaciones de 1979. Me refiero a la versión mística y esotérica de la historia, tan ligada a la religiosidad de Vitier. Su conversión al catolicismo parece clave, tanto como la dimensión filosófica de su crítica. La poesía era el fundamento de un saber sobre el mundo, y también una mística política. Ello permitía una nueva fundación de la historia. Vitier parece decir que esa versión secreta y poética tiene la posibilidad de integrar todas las diferencias.

    La práctica crítica y la visión política de Vitier estuvieron atravesadas por su religiosidad. Su catolicismo incluía, según vemos en su poesía, la vacilación; pero el poeta fue siempre un fervoroso creyente. Fue creyente también – subrayo la palabra – en la Revolución. Vitier era un buen ejemplo de que cuando un escritor hace crítica, como le gusta decir a Ricardo Piglia, está metido dentro de la literatura, es decir, dentro de las tensiones y de los enfrentamientos.

    Estoy seguro que la obra de Vitier será objeto de las relecturas e interpretaciones que merece. Ante su muerte, prefiero recordarlo en su visita de 1979 a la otra isla. Y, sobre todo, una noche en Loíza Aldea, donde la escena de una niña que bailaba la “bomba” afropuertorriqueña fascinó tanto a él como a Fina. De aquella “bomba” destacaron su carácter sacro, que les revelaba, para usar una de sus frases predilectas, la “esencia nacional”. Una escena secreta y marginal, que necesitaba intérpretes y descifradores, como hicieron ellos en dos bellos textos.

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  4. Es muy interesante tu evocación, Arcadio. Creo que, por su controversial evolución pública, Vitier no ha sido bien estudiado como ensayista en Cuba. Los juicios sobre su obra se polarizan con demasiada facilidad a raíz de su propia intervención en la legitimación ideológica del Estado cubano, entre 1992 y 2005, aproximadamente.
    Uno de los aspectos de la obra de Vitier que merecería estudio es su papel en la transformación de la crítica literaria en la isla. Se podría decir que con Vitier la crítica, en Cuba, alcanza el estatuto del ensayo moderno hispanoamericano, a lo Reyes, Paz o, incluso, Borges. Antes de Vitier, la crítica al estilo de Chacón y Calvo, Bueno, Lazo o los marxistas (Marinello, Portuondo, Aguirre, Augier) era bastante acartonada desde el punto de vista estilístico y filosófico.
    Vitier, en cambio, hace de la crítica un género ensayístico: una operación similar, por cierto, a la que realizó Mañach con la filosofía. El propio Cintio fue consciente de su papel en esa revolución estilística de la crítica en Cuba, como se constata en su laboriosa antología de la crítica literaria y estétioca en el siglo XIX. Él sabía que procedía de esa tradición, con la cual, en buena medida, quería romper.

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  5. Rafael:

    Se te olvido en tu reseña, recordar a los lectores que Vitier tambien fue malevolo, por su apoyo, con firma y todo a los juicios sumarios que llevaron a la carcel a 75 opositores en la primavera del 2003. Dias despues, tambien puso firma y letra en otro documento que firmaron 29 artistas e intelectuales apoyando los fusilamientos de tres jovenes de la raza negra que secuestraron una embarcacion en la que ni siquiera hubo heridos. Este escritor, que se las daba de "muy catolico", tambien estaba al lado de los verdugos dando su apoyo moral. Estuvo con Dios y con el diablo hasta el dia que le toco su juicio final.

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