Libros del crepúsculo

Libros del crepúsculo

martes, 23 de marzo de 2010

El olvidado bien común

Tony Judt, el entrañable historiador londinense que tanto hemos leído en The New York Review of Books, se está muriendo de una esclerosis lateral amiotrófica, conocida como enfermedad de Lou Gehrig. Ese Judt moribundo, que uno pensaría ajeno a las condiciones que se requieren para producir libros como su monumental Postwar: A History of Europe since 1945 o su más reciente Reappraisals. Reflections on the Forgotten Twentieth Century, ha sacado fuerzas para pensar su enfermedad, como puede leerse en el estremecedor texto “Noche”, reproducido en El País (17/ 01/ 10).
En medio de la convalecencia, Judt ha tenido la generosidad y el coraje intelectual de dedicar un ensayo a uno de los conceptos fundamentales de la tradición republicana –el bien común- que algunos liberales, desde Constant hasta Rawls, pasando por Keynes, han compartido, aunque otros, sobre todo en las tres últimas décadas del siglo XX, lo colocaron en un segundo o tercer plano del pensamiento político moderno.
A pesar de la poderosa influencia que, en años recientes, ha ejercido la teoría de la justicia social de John Rawls, la alienación del Estado y, en general, de las políticas públicas, como instancias constitutivas de sujetos modernos, a partir de la mayor satisfacción posible de derechos sociales básicos, generada por la equivocada identificación entre liberalismo y anticomunismo, que cobijó la Guerra Fría, todavía persiste en la mayor parte del mundo.
El libro se titula Ill Fares the Land (New York, Penguin Press, 2010) y en el mismo Judt retoma, por un atajo muy seductor, la crítica a la desocialización del liberalismo que generó la baja Guerra Fría, sobre todo, en el periodo del triunfalismo anticomunista, previo y posterior a la caída del Muro de Berlín. Judt nunca ha ocultado sus simpatías por la socialdemocracia europea, aunque esta última tampoco se libra de sus críticas al narcisismo ideológico de las izquierdas de los 60: “what united the 60’s generation was not the interest of all, but the needs and rights of each”.
En todo caso, el mayor acento de la crítica de Judt está puesto, no en los “malcriados baby-boomers”, sino en el, a su juicio, desastroso saldo de las políticas privatizadoras, desreguladoras y monetaristas de la “Reagan-Thatcher Era”: “the increasing and uncritical adulation of wealth for its own sake. What matters is not how afluent a country is but how unequal it is. The word public was not always a term of opprobrium in the national lexicon”.

2 comentarios:

  1. Para comprobar lo que dice Judt sobre la necesidad del estado no hya más que ver el caso de Haití. Si en ese país hubieran existido instituciones públicas el daño social del terremoto no habría sido tan grande. Comparen los efectos de los terremotos en Haití y Chile para que vean.

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  2. Para comprobar que lo dicho por Judt sobre la necesidad del Estado no siempre se cumple no hay más que ver el caso de Cuba. Si en nuestro país hubieran existido instituciones no públicas, el daño social del terremoto politico castrista no habría sido tan grande.

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